14.5.09

VINTAGE: André Ricard y el Cenicero Copenhague.

Hoy ya no está de moda el fumar pero en unos años 60 en busca de cosas nuevas fumar era toda una seña de identidad, una manera de hacerse notar y de crearse una estética propia. Fue en aquella época cuando André Ricard llegó con su Cenicero Copenhague, un diseño discreto y elegante, que se ha convertido en objeto de estudio obligado para alumnos y especialistas del diseño industrial. Un objeto que, para los que afortunadamente no son ya fumadores, Para los que en buena hora no son fumadores, puede en todo caso exhibirse como pieza de fuerte contenido histórico, objeto ícono del diseño de los años 60.





André Ricard nace en Barcelona en 1929 en una época en que el diseño apenas existe, de ahí su formación autodidacta, apoyada por un entorno familiar artístico, estudios de arte y cuatro años de viaje por Europa, donde estudia y hace prácticas teniendo la oportunidad de diseñar escaparates y stands para ferias.

Abril Eau d´Toillette. Para Victoria & Lucchino.

Al leer un libro de Raymond Loewy tiene conocimiento de que existe una profesión llamada diseño industrial. Escribe a Loewy al que visita en Nueva York en 1956. Loewy le introduce en el mundo profesional de entonces.

Pinzas Orion.

En Barcelona contacta con unos arquitectos interesados en el diseño entre los que destaca Antonio de Moragas. Juntos, entre otros, fundarán l´Agrupació de Disseny Industrial del Foment de les Artes Decoratives (ADI FAD), en plena época de renovación estética y social. La labor de André Ricard en la representación y el reconocimiento internacional del diseño español será una constante en su carrera profesional.

La famosa batidora Moulinex también es un clásico de Ricard.


Sus primeros trabajos como diseñador fueron para porcelanas Bidasoa, trabajos que llamaron la atención de un empresario con el que mantendrá una relación profesional durante muchos años, Antonio Puig. Su actividad como diseñador industrial ha poblado de objetos comunes la mayoría de hogares españoles. Sus objetos nacen para formar parte del paisaje doméstico cotidiano.

Embalaje para el Mítico perfume Agua Brava, de Antonio Puig.


El espíritu de cambio que marcó la década de los 60 no estuvo ajeno a la historia del diseño industrial y tampoco en la trayectoria de Ricard. En esos años, surgen nuevos modos de entender la relación producto usuario y entran en auge investigaciones sobre la utilización de nuevos materiales. Es así que comienzan a emplearse el tecno polímero en la elaboración de algunos objetos.


En este contexto, André Ricard crea en el año 1966 el famoso cenicero Copenhague, el cual estaba fabricado en plástico, un material hasta el momento asociado con lo barato y descartable. La pieza, ante todo funcional, sedujo por la original simpleza de sus formas, lo cual se constituyó, sin dudas, en el mayor atractivo.


El Copenhague es cilíndrico y realizado con aditivos que lo hacen indeformable ante el calor. Posee una muesca para apoyar el cigarrillo y un centro especialmente dispuesto para apagarlo. Tiene una profundidad suficiente como para contener las cenizas de manera segura; es tan práctico que se puede usar individualmente y luego apilarlo con otros. Sus colores emblemáticos son el rojo y el negro.


Por su labor como diseñador, André Ricard ha cosechado numerosos galardones y trabajado para marcas internacionales de éxito indudable. Además de haber creado muchos de los iconos del diseño español. Seguro que todos hemos tenido más de una vez algun trabajo de Ricard en la mano sin apenas darnos cuenta de que teniamos un hito de la historia española con nosotros.

1 comentario:

Marta dijo...

oooh, me encantan! los he encontrado por ebay pero 6 para mi son muchos! http://xurl.es/haudq