2.1.09

COLLAGE: Energías renovables

Últimamente se oye hablar mucho sobre la sostenibilidad, las energías naturales y los edificios bioclimáticos, pero ¿sabemos realmente lo que significan estos términos y de qué manera pueden ayudarnos?
Desde Trífora queremos echarte una mano para que conozcas las posibilidades que tienes para ahorrar en casa.



La casa bioclimática aprovecha todos los recursos disponibles a su alrededor para disminuir los impactos ambientales y ser totalmente sostenible, gracias a las soluciones arquitectónicas que emplea su diseño. La orientación y la ventilación natural son los recursos más válidos para los arquitectos en este sentido.
Un edificio con dispositivos bioclimáticos de captación de energía consigue acumularla para poder disfrutarla durante un periodo prolongado de tiempo.
Pueden ubicarse en la cubierta placas solares para conseguir electricidad o agua caliente, o un generador eólico para generar energía a partir de la fuerza del viento, mientras que los tanques del depósito acumularán el agua de la lluvia para su reutilización en el sistema de regadío. También se puede utilizar la energía geotérmica que se conserva bajo la corteza del suelo para subir a la casa.
Es verdad, todas estas opciones encarecen el precio final de una vivienda, pero a largo plazo son realmente interesantes.


La energía solar térmica es la más económica y rentable de todas las energías renovables. Permite el aprovechamiento de las radiaciones solares mediante el uso de colectores o paneles solares térmicos.
Este tipo de sistema producirá durante todo el año gran parte del agua caliente sanitaria necesaria, a la vez que durante los meses de invierno cubrirá una parte importante de las necesidades de calefacción.
Una instalación de este tipo puede llegar a ahorrar hasta un 60% del consumo enérgico para uso térmico de un edificio. Además, los costes de la instalación se amortizan en muy poco tiempo.



Por otro lado hacer un buen uso de los sistemas que se encuentran en la vivienda también reducirá, de manera considerable, las facturas de una familia. Por ello, cabe utilizar los aparatos cuando sea totalmente necesario y adaptarlos a las características exteriores y ambientales del edificio, para sacar el máximo beneficio de ellos sin gastar una cantidad sobre elevada de materias primas.
Existen algunos sistemas que ayudan a controlar su funcionamiento sin estar 24 horas pendiente de ellos:
La calefacción centralizada o el aire acondicionado con controles individuales resulta un sistema muy económico puesto que actúan sensorialmente, activando la calefacción o el aire sólo cuando se encuentre alguien en la sala y la temperatura no sea la adecuada.
Podremos controlar nuestro alumbrado con un fotómetro, este indicará cuando será necesario que se eleven las persianas o cuando es conveniente que se enciendan las luces, regulando la potencia según la claridad natural.
En cuanto al agua doméstica sabemos que una vez utilizada se convierte en materia negra o gris que sale del edificio en forma de contaminación. Para aprovechar este recurso podremos instalar un sistema de autodepuración y poder reutilizar esa agua para el riego de nuestras plantas. En cualquier caso, nunca está de más el empleo de sistemas de consumo como las cisternas de doble descarga que reducen la salida del agua y nos ayudan a ahorrar.


Quizás después de leer este artículo tengamos un poco más claro lo que significa vivir en una casa sostenible. Ahora sólo hace falta que apliquemos nuestros conocimientos y ayudemos al planeta que nos ha dado alojamiento durante tanto tiempo, ¡y también a nuestros bolsillos!

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