20.6.09

TETE A TETE: Margot Viarnés.

Es creativa, pasionaria y se desvive por su trabajo, lo que la lleva a moverse como pez en el agua por ambientes tan dispares como el diseño industrial, el interiorismo o la creación de mobiliario a medida. Es capaz de plasmar un universo propio en cada proyecto, dotándolos de personalidad y singularidad. En esta entrevista que extremos de una concedida a la revista Casa Viva, Viarnés nos descubre sus sentimientos y reflexiones sobre diseño.


¿Cómo decidiste que harías del interiorismo tu profesión?

Mi familia ha jugado un papel muy importante y esto se relaciona con la idea de que la creatividad es muy amplia y los oficios relacionados con ella son muchos. Mis abuelos por parte de padre, tenían un restaurante y además apoyaban a muchos pintores y artistas, lo que me introdujo en el mundo del arte, la cultura y la creatividad.



La escuela Elisava fue uno de tus primeros pasos a nivel de formación.

Mi padre fue el que descubrió lo que era el diseño por que en aquel momento solo se hablaba de arquitectura, aparejadores y delineantes. Le estoy profundamente agradecida por que con 17 años me mostró el camino hacia el mundo del espacio, no de la arquitectura, en Elisava. Allí encontré gente extraordinaria, como el director Jordi Roura. Descubrí que me apasionaba el objeto, como se fue una pequeña escultura. Inconscientemente cuando proyectaba, en el momento en el que tenia resuelto el espacio me iba al objeto.

Con solo 24 años abres tu primer espacio, ¿Qué supuso para ti dar este paso?

Lo abrí en mi casa, después de haber trabajado en 3 estudios, con mucho miedo pero también coraje. Lo monté con dos caballetes y un conglomerado y fueron 8 años trabajando muy duro. Me gustaba muchísimo el diseño industrial pero durante 5 o 6 años no se me abría ninguna puerta, porque no tenía un nombre. Una persona que me ayudo muchísimo y a la que hoy considero mi amigo del ama es Gabriel Teixidó.




¿Cómo fue la primera entrada en el mundo del diseño industrial?

Con la carpeta bajo el brazo. Rossend Cortés y yo, que trabajábamos juntos en mi casa, ofrecíamos nuestro trabajo a empresas de publicidad para ver si salían trabajos públicos. Por otro lado, yo cogía listado de empresas que en aquel momento estaban en el FAD. Al final decidí que iba a la ultima fabrica y me presente en Concepta, allí el señor Jané me dio la primera oportunidad para diseñar, en tiempo de crisis, una silla muy sencilla.

¿De esa oportunidad nació la silla Crisis?

Si. Pensé que como aún no tenía un nombre tenía que hacer una silla sencilla, sin ostentaciones ni ambición, pero que se vendiera bien. Funcionó, hicimos 6 o 7 colecciones más y la verdad es que a partir de ahí se fueron abriendo, muy lentamente, otras fabricas.




Entonces se puede considerar un premio a la perseverancia.

Esto es muy importante que lo sepa la gente que empieza. En el mundo creativo, cuando piensas en abandona, lo mas importante es creer en ti. Yo tuve el apoyo total de mi familia y de mis mecenas, Gabriel Teixidó, que tenía una madurez profesional de la que yo carecía. No quiero ser dramática pero esta es la realidad, no regalan nada.

¿Cómo definirías el estilo de tus proyectos de interiorismo?

Intento hacer cosas intemporales en un mundo en el que todo se quema muy rápido y me gusta trabajar en mi estudio sobre un producto que si el cliente no quiere, no pase nunca de moda.



Interiorista, diseñadora de mobiliario a medida, diseñadora industrial, directora creativa y gerente del show room que lleva tu nombre. ¿Con qué faceta te sientes más identificada?

La industria es un reto fantástico, por que hay mucho producto en el mercado y hacer otro nuevo que se venda bien y que encaje en la fábrica es un desafío. Por otro lado, cuando un cliente te comenta lo a gusto que esta en la casa que has proyectado es muy satisfactorio. Me temo que no puedo escoger. Me alimento de todos los campos.



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