14.4.09

ICON: Peter Zumthor, premio Pritzker 2009.

Este año el premio Pritzker de arquitectura, lo equivalente a un Nobel, ha sido otorgado a un antiguo ebanista, un hombre fascinado por el movimiento moderno pero más aun por lo artesanal, lo cálido, lo que puede ser fascinante sin molestar al entorno.


Peter Zumthor tiene el Pritzker, pero no es la primera vez que le reconocen su talento. Este sueco “creador de lugares”, como lo ha descrito el jurado del certamen, fue ya ganador del premio Imperial Japonés en el 2008 y diez años antes se llevaría también el Mies van der Rohe, habiendo levantado por aquel entonces solo un puñado de edificios.
Su fama mundial llegó de la mano de una pequeña capilla en el valle del Rhin. La construcción de la capilla de San Benedicto, datada de 1989, lo convirtió en un arquitecto más artesano que intelectual.


Pero sin duda alguna son Las Termas del Vals, en su país, su edificio más conocido y admirado. Una unión entre modernismo abstracto y artesanía. Un lugar peculiar por el corte de su piedra y las combinaciones lumínicas basadas en la luz natural.





También cerca de los Alpes, el Museo de Arte de la ciudad de Bregenz fue levantado en forma de prisma cubierto por una cortina traslucida; convirtiendo al edificio en uno de esos lugares que son más visitados por su exterior que por su propio interior.


Sus proyectos no son para nada abundantes, pero cada uno de ellos esta cuidado al detalle, pensado milimétricamente. En 2007 construyó una pequeña cabaña con troncos de madera, la cubrió con hormigón y después hizo desaparecer los troncos quemándolos. Así creó la Capilla del hermano Klaus, en Alemania.




Y en el mismo año reedificó una antigua iglesia gótica que había sido derruida durante la Segunda Guerra Mundial: hoy, sobre sus mismos pilares se encuentra el Museo Kolumba de Colonia.







Este año el Pritzker se lo lleva un solitario, un hombre que nunca salió de su pueblo natal para proyectar ninguno de estos edificios, una persona que cree que en los momentos de máxima tensión y trabajo 20 personas son suficientes en su equipo. Este año el premio se lo lleva un arquitecto auténtico.

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