Jorge Mañes Rubio, ingeniero técnico en diseño industrial, ha sabido convertir sus diseños en emociones, de manera que los usuarios sientan una interacción no sólo física si también sentimental y personal con el mueble o el espacio.
Cada una de sus creaciones es un recurso muy estudiado que busca llegar a ser una solución productiva para las necesidades del día a día. Pero lo realmente característico de la obra de Mañes Rubio es su capacidad para fundir la funcionalidad de un producto con la diversión y la originalidad. Sus ideas derrochan la juventud y la frescura propia de su corta edad y sus innovadores productos van cargados de vitalidad, fantasía y buen humor.
Su primer proyecto en Milán ya vino con un premio bajo el brazo: AABKA (Adults Are Becoming Kids Again) habla de transformar el aburrido mundo de los aseos públicos en un espacio donde el empresario o el ama de casa puedan sacar al niño que llevan dentro. Así los espejos abombados tientan a jugar con nuestro propio reflejo; el lavabo Billy The Kid cuenta con dos alturas para poder ser utilizados tanto por adultos como por niños; el urinario The Eye es también una pieza original e irónica que nos recuerda la poca privacidad con la que contamos en estos tiempos y una frase nos hace utilizar el tiempo que pasamos en el aseo pensando en cómo sería un mundo sin armas de fuego: “¿Qué pasaría si todas las pistolas del mundo solo dispararan agua?”
Todos los diseños de Mañes Rubio están cargados de esta jovialidad de la que hablamos. De la misma manera en la que convierte una simple aseo publico en un oasis de felicidad y vuelta a la niñez puede convertirnos en reyes por un día sentándonos en su trono King For A Day o recordar a los trabajadores de oficina lo peligroso que es tomarse una taza de café caliente en el escritorio con la taza Vértigo.
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