Viena es sin duda una de las capitales del diseño por excelencia y desde hace un tiempo da cuenta de ello marcando el camino del futuro: el árbol solar, un nuevo tipo de farola experimental que aúna lo último del diseño, la ecología y el ahorro de energía, ha llegado a sus calles…
Su creador es Ross Lovegrove, uno de los gurús del diseño industrial, tenido por muchos como un visionario desde que participó en la creación del Walkman de Sony o el ordenador de sobremesa iMac de Apple.
«Los árboles solares transmiten mucho más que luz, no nos podemos quedar sólo con esa idea», dijo Lovegrove sobre su proyecto, y añadió: “Son una apuesta por la innovación ecológica y la alegría de una nueva estética posible a través de los procesos digitales. Traen la naturaleza al gris urbano y dirigen nuestros sentidos con optimismo hacia el futuro»
El primer árbol solar, un cuerpo lumínico que funciona de forma autónoma gracias a sus placas fotovoltaicas y con forma vegetal, precede al Museo de Artes Aplicadas de Viena (MAK), en el centro de la capital.
Lovegrove explicó que los árboles solares pretenden ser eficientes y muy sencillos, en los que el diseño está al servicio de la funcionalidad del objeto y cuya función no es la de ser «decorativos».
La parte industrial del proyecto se desarrolló con la cooperación de las empresas Artemide y Sharp, que dotaron al objeto de una nueva tecnología que permite almacenar la electricidad hasta tres días y con la que se logra una potencia lumínica de 34 vatios.
Diez placas solares se extienden hacia el sol gracias a diez brazos que se asemejan a las ramas y que exponen la idea de Lovegrove de que el diseño industrial debe guardar una estrecha relación con los procesos naturales.
Nunca antes naturaleza y tecnología fueron tan de la mano…
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