El diseñador finlandés Eero Saarinen se planteó a finales de la década de los cincuenta la primera silla producida en material plástico rotomoldeado. El alma de esta silla era un esqueleto de aluminio sobre el que se depositaba el cuerpo inyectado. Formas orgánicas que recuerdan a un tulipán.
En esta época el plástico no estaba muy desarrollado y el diseñador tuvo que ingeniárselas para fabricarla con fibra de vidrio y plástico para el asiento y respaldo y así lograr la resistencia requerida.
Una innovación técnica que abría un mundo de posibilidades aunque precisaba de unos cálculos estructurales muy precisos. Hoy en día se la reconoce como una pieza escultórica de gran expresividad que curiosamente nunca pasa de moda. . Ya en el siglo XXI proyectar una casa con aires sesenteros no es posible sin contar con este revolucionario asiento de plástico inyectado.
El diseño escandinavo es en este momento uno de los más rompedores y modernos, y aún es una de las industrias más productivas de la zona. La influencia de Saarinen y de la Tulip ha dejado marca en buena parte de la producción posterior del mueble nórdico.
Hoy por hoy la silla la produce la marca Knoll Internacional.
1 comentario:
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